12 marzo, 2018

Sensibilidad Química Múltiple

La Sensibilidad Química Múltiple (SQM) es una enfermedad adquirida, crónica y no psicológica. NO ES UNA ALERGIA.

Es un síndrome que se manifiesta con síntomas en distintos sistemas orgánicos como respuesta a una mínima exposición a múltiples compuestos que químicamente no están relacionados y que son tan frecuentes e innecesarios como ambientadores, suavizantes para ropa, perfumes, cosmética,... Estos productos químicos ante los que reaccionan los enfermos de SQM son tóxicos y nos afectan a todos; y se vinculan a enfermedades como algunos cánceres, asma, alergias, enfermedades autoinmunes y otras enfermedades de origen medioambiental.

Los síntomas son crónicos y se agudizan en las crisis; pueden aparecer fatiga, trastornos respiratorios, cardiovasculares, dermatológicos, digestivos, neuropsicológicos,...

La SQM puede presentar 4 grados de severidad que son los que marcan los distintos niveles de incapacitación y aislamiento.

A pesar de toda la literatura científica que sustenta la base fisiológica de este trastorno y de que se conoce desde los años 50, todavía no está reconocida como enfermedad por la OMS, aunque sí está reconocida como enfermedad física en Alemania, Austria, Japón y España.

El número de personas afectadas va aumentando de forma exponencial y cada vez aparece en edades más tempranas e incluso está incluida en las enfermedades vinculadas a factores ambientales.

Los primeros síntomas que suelen aparecer son:
- olores que antes se soportaban se vuelven intolerables (productos de limpieza, humo del tabaco, perfumes,...)
- surgen intolerancias alimentarias (lácteos, gluten, alcohol,...) y/o a medicamentos
- intolerancias ambientales (humedad, calor, frío, ruidos, sol, vibraciones)
- intolerancias a radiaciones electromagnéticas (ordenadores, microondas, móviles, líneas alta tensión...)

Este trastorno puede comenzar de dos maneras: o por una exposición tóxica a una alta dosis o por exposiciones repetidas a lo largo de los años a dosis bajas (en este grupo estarían aquellas personas que comienzan con fibromialgia y que con los años desarrollan este síndrome).

Para diagnosticarlo no hay ninguna prueba específica, simplemente se hace según los síntomas y exploraciones y pruebas para descartar otras enfermedades. Existe el cuestionario QEESI para medir intolerancias y su gravedad así como la repercusión en la vida diaria.

Los seis criterios diagnósticos aceptados son:

1.- Enfermedad crónica.
2.- Los síntomas se reproducen cuando se repite la exposición al agente.
3.- Los síntomas aparecen en exposiciones a muy baja concentración.
4.- Se mejora o desaparecen los síntomas al eliminar las sustancias químicas que los producen.
5.- Aparecen síntomas ante muchos agentes químicos que no se relacionan entre sí.
6.- Se afectan distintos órganos del cuerpo.


Los síntomas que aparecen ante la exposición de un agente químico son: ahogo, irritación de las mucosas y vías respiratorias, taquicardias, dolor de cabeza, confusión mental, mareos, náuseas, diarrea, fatiga extrema y/o dolor.

Se mejora al dejar de estar en contacto con el desencadenante pero los síntomas pueden no desaparecer en días o semanas.


No existe un tratamiento específico pero sí los hay para mejorar y minimizar los síntomas (homeopatía, suplementos nutricionales,...); también hay que tener un control ambiental para evitar la exposición y contacto con las sustancias tóxicas y evitar ambientes irritantes.

Hay que cambiar los productos de higiene y limpieza convencionales por otros que sean ecológicos e inodoros, eliminar alimentos que no se toleren y comer alimentos ecológicos, utilizar siempre agua filtrada, llevar marscarillas en ambientes tóxicos, usar purificadores de aire, ropa de tejidos orgánicos y con tintes ecológicos,... a veces hay que llegar a cambiar de domicilio.

Si una persona afectada de SQM requiere hospitalización debe planificarse con mucho cuidado, para ello existen unas directrices sobre esta enfermedad para hospitales.

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